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EDAD CONTEMPORÁNEA: CAMBIOS DESTACADOS

En 1844 se dejó de habilitar la Plaza del Castillo como ruedo y se levantó una plaza de toros permanente, con capacidad para 8.000 espectadores, donde hoy se encuentra el Teatro Gayarre. Esto sirvió a las autoridades como excusa para modificar el recorrido de la entrada de los toros en la ciudad y hacerlo más corto, disminuyendo el riesgo. Ahora, las reses entrarían por el Portal de San Nicolás, actual Avenida de San Ignacio, por lo que la carrera quedaba reducida a 100 metros a través de una zona deshabitada.

En 1848 no hubo encierros por conflictos políticos y en 1849 tampoco se celebraron por el hallazgo de defectos en la nueva plaza, que tuvo que ser derribada.

En los dos años siguientes, las corridas de toros tuvieron lugar en una plaza portátil montada en los terrenos en los que hoy en día se encuentra la Plaza del Vínculo, de modo que continuó aquel “mini encierro”.

Para 1852 la nueva plaza de toros estaba preparada, la carrera se iniciaba en el Portal de San Nicolás y concluía de nuevo donde, hoy en día, encontramos el Teatro Gayarre. Pero las protestas ciudadanas, que pedían la vuelta al antiguo recorrido, triunfaron en el año 1856. El ayuntamiento aceptó que la carrera volviera a salir desde el portal de la Rochapea. Esto requería una modificación del trayecto, ya que la Plaza del Castillo había dejado de utilizarse como plaza de toros. Por lo tanto, al llegar a Mercaderes los toros giraban a la derecha 50 metros más adelante cogiendo la calle Estafeta, en lugar de la Chapitela.

Al acabar la Estafeta se dirigían hacia la derecha para acceder a la plaza de toros. En ese mismo año, el nombre del espectáculo paso a ser “encierro”, en lugar de “entrada”.

Durante la Segunda Guerra carlista (1872-1876) no hubo encierros y, en 1876, terminada aquella, estuvo a punto de suspenderse por culpa del mal estado del vallado. Finalmente, fabricaron uno nuevo y se pudieron celebrar.

Las autoridades no eran partidarias del encierro, ya que suponía un riesgo innecesario para la población, por lo que constantemente intentaban eliminarlo o reducirlo. El último intento de prohibición fue en 1904 cuando un concejal la propuso, aprovechando un montón formado en la entrada del ruedo. La comisión de Fomento del ayuntamiento rechazó dicha propuesta, por la popularidad del encierro entre los vecinos de Pamplona.

En el año 1922 se estrenó la actual plaza de toros, que se construyó debido a un incendio provocado en la vieja. Por este motivo, la carrera al salir de Estafeta se dirige hacia la izquierda para concluir en la Monumental pamplonesa.

Desde entonces hasta hoy, en pleno siglo XXI, el encierro ha mantenido el mismo recorrido, pero ha seguido cambiando algunos de sus elementos característicos e incorporando otros nuevos.

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