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EL ENCIERRO EN CONTINUA TRANSFORMACIÓN HASTA EL SIGLO xxI
Debemos aclarar algunas cuestiones que damos por hechas sobre el encierro, pero que no siempre han sido así. Son detalles a los que estamos habituados, pero que se han ido incorporando con el paso del tiempo.
Este es el caso del cohete que inicia la carrera. En 1892 se empezó a disparar un cohete al principio para avisar a los presentes de que los toros iban a salir del corral de Santo Domingo. Esta medida de seguridad se completó en 1927, cuando se estableció la costumbre de lanzar otro cohete para avisar de que todos los toros habían salido del corral, otro en el momento en que los toros entraban en la plaza y el último para comunicar que el encierro había concluido, con el “encierro” de los animales.
Otra de las medidas rutinarias hoy en día es la supervisión del recorrido, realizada por el alcalde o el concejal que preside la corrida vespertina, antes de comenzar la carrera, pero esto se empezó a hacer a principios del siglo XX.
Aunque los encierros actuales sean a las 8:00, tradicionalmente eran a las 6:00. Desde 1918 hasta 1923, debido a un cambio de hora oficial, se celebraron a las 5:00 de la madrugada. A partir de 1924 y hasta 1974 (año en el que se estableció la hora actual), los encierros fueron a las 7:00.
El vallado que se encuentra en la plaza del Ayuntamiento se instaló en 1931, para que los astados no se desperdigaran al llegar allí, aprovechando la ocasión para poner en el mismo lugar el corral del que salían los mansos escoba, un minuto más tarde que el resto de animales, para recoger a los que se habían quedado retrasados.
El doble vallado tampoco es algo que haya estado siempre. Se puso en 1941, debido a que en el encierro del día 8 de julio de 1939, un toro rompió el único vallado existente, protagonizando momentos de auténtico peligro.
El 10 de julio de 1958 ocurrió una anécdota que acabó por convertirse en costumbre. Ese día, un mozo, de la Peña Los de Bronce, pidió protección al santo cantando la famosa estrofa de la Peña La Única A San Fermín pedimos. No hay duda de que esto cuajó entre los corredores, ya que hoy en día se sigue cantando. Años más tarde, las monjas del hospital militar empezaron a colocar una figura del santo en una de las ventanas del edificio del actual Departamento de Educación, minutos antes del estallido del cohete. En 1981 se institucionalizó y el ayuntamiento creó una hornacina en el muro de enfrente, en la que durante los sanfermines se coloca la figura del Santo.
En el año 1975 se hicieron las gateras del callejón de la plaza de toros, que permiten a los corredores salir evitando mayores apuros.
Una de las últimas medidas que se han tomado ha sido la de ensanchar la entrada en la Plaza Consistorial, sustituyendo el edificio popularmente conocido como “Casa Seminario” por otro edificado unos metros más atrás. Esto fue un alivio para los corredores habituales de este tramo, que anteriormente se convertía en un embudo por el que la manada debía pasar en fila india.
A partir del año 2009, se atendió la reivindicación de incorporar el euskera al cántico al santo, por lo que desde entonces este se entona en castellano y en euskera:
A San Fermín pedimos,
Por ser nuestro patrón,
Nos guíe en el encierro,
Dándonos su bendición.
Entzun arren San Fermin,
Zu zaitugu patroi,
Zuzendu gure oinak,
Entzierro hontan otoi.
¡Viva San Fermín!
Gora San Fermin!